miércoles, 24 de octubre de 2012

Mandarín y taiwanés

Hoy una amiga me ha contado una cosa muy curiosa. Estábamos hablando sobre las diferentes lenguas que se hablaban en España y en Taiwán. He encontrado una gran diferencia. Mucha gente mayor en Taiwán (los abuelos de las nuevas generaciones) habla taiwanés y no saben hablar mandarín. Sus hijos e hijas (los ahora padres y madres) pueden hablar ambos pero les hablan a sus hijos principalmente en mandarín. Tenemos pues un gran problema. Nietos y abuelos, en muchos casos, no son capaces de comunicarse por no hablar el mismo idioma. No estoy hablando de un español-gallego que puede ser comprensible si emisor y receptor no hablan el otro. Estoy hablando de dos idiomas totalmente diferentes. Los nietos que, por circunstancias de la vida tienen que vivir con sus abuelos, aprenden taiwanés por necesidad. Los que, al contrario, solo visitan a sus abuelos de vez en cuando, se dedican a sentarse a lado de los padres de sus padres a escuchar una lengua que no entienden sin poder hacer ningún comentario al respecto. Me ha parecido una situación muy triste. No poder preguntarle a tus propios abuelos cómo vivían hace 50 años, cómo eran esos tiempos, cómo se sentían, cómo se conocieron... Tantas historias de amor, de guerra, de felicidad y de viejos tiempos que esos nietos se están perdiendo. Obviamente, el taiwanés se puede aprender en algunos colegios y universidades, pero no es obligatorio. Cuando le he dicho a mi amiga que para mí todo eso era muy triste y que no podía imaginar esa situación en mi familia, ella me ha contestado con un simple: "aquí, es algo normal".

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