Últimamente mucha gente (que me conoce desde hace menos de dos meses) me ha recordado sorprendida lo rápido que me adapto a las cosas. Y creo que es verdad.
En menos de dos meses me he acostumbrado a un país y a una cultura totalmente diferentes a lo que había vivido antes: a comer comida que antes no me gustaba, a ver cucarachas enormes en todas partes, a pensar en idiomas que no son el mío propio, a escuchar canciones de coreanos y bailar sus extravagantes bailes, a confiar en gente que hace dos meses no conocía de nada, a intentar comprender lo que está escrito en chino en cualquier cartel, a que anochezca a las 6 a pesar de ser aun octubre, a beber té con leche, al pésimo tráfico y a estar cerca de ser atropellada 4 veces al día, a que haga sol, llueva y haga frío en menos de 20 minutos, a solo poder hablar con la gente que más quiero por medio de un ordenador, a restar 6 horas a la hora en la que vivo para saber qué hora es en España, a usar dollares taiwanes e intentar calcular todo el rato cuánto es eso en euros, a pensar desde la cultura de otro, a tener grandes amigos que nacieron a miles y miles de kilómetros de mi casa, a tener una cama enorme solo para mí, a no escandalizarme al ver chicas de una talla 30-32 everywhere, a las picaduras de mosquitos, a cruzarme con extranjeros y pensar "tú también has descubierto el paraíso secreto de Taiwán", a ser diferente, a comprar café en lata en el supermercado, a no poder beber agua del grifo, a no tener persianas (eso tampoco fue tan difícil), a enseñar palabras como "basura", "caraculo", "tetas grandes" a mis compañeros de clase... y a mil cosas más.
Adoro vivir aquí.
Me alegra mucho saber que estás en tu salsa! Un besote!! Se te echa de menos!!
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