Estos últimos días han sido tan locura, que contar ahora Hualien es una locura. Pero intentaré poner mis memorias en orden para contarlo lo mejor posible.
Hualien nos enamoró nada más llegar a la estación de tren. El calor nos recibió con una cálido abrazo, después de semanas en Taipei, se agradecía poder vestir con manga corta. Apure, una chica taiwanesa que encontramos por la página CouchSurfing (página muy recomendada para aquellos que viajan con poco presupuesto y que se mueren de ganas de sentir de verdad la cultura del país al que viajan) nos fue a buscar a la estación. En principio nos íbamos a alojar en su casa, pero había cambiado recientemente de trabajo a un hotel nuevo y, al no tener aun muchos clientes, su jefe nos invitó a pasar allí la noche. Impresionante. Unas habitaciones muy bonitas con unas vistas preciosas de toda la ciudad.
Cuando nos acomodamos y cambiamos de ropa, Apure nos llevó a comer y a la playa. Nos lo pasamos genial saltando las olas y haciendo fotos.
Más tarde, fuimos al centro para pasear y descubrimos un puesto de tatuajes de henna a los que no nos pudimos resistir. Lo mejor, aún estaba por llegar. Ya entrada la noche, sobre las 9, fuimos a ver unas danzas de los aborígenes de la isla, parece ser que en Hualien hay muchísimos. Los bailes son impresionantes, sobre todo los de los hombres, que se nota como se cansan y lo pasan genial con esas canciones tan tradicionales. Bailar con ellos es algo que ningún turista se puede perder.
Después de tanto meneo, teníamos muchísima hambre, así que Apure nos llevó al mercado nocturno de la ciudad donde disfrutamos de comidas que no hay en Taipei: toda una experiencia.
Por la mañana nos despertamos temprano, nos íbamos a TAROKO!! Había visto mil fotos sobre ese sitio y mis ideas no se acercaron ni lo más mínimo a lo impresionante que es esa zona en realidad. Ir en coche es algo genial, ya que puedes ir parando donde quieras y ver paisajes tan impresionantes como estos:
La visita a Taroko fue algo, de verdad, inolvidable... Sin duda, una parte de la isla que no puedes dejar de ver.
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